martedì 2 aprile 2013




Criticas Comentario de obra de Clelia Vettrici

Más que retratos….son rostros.
Más que ojos…son miradas.
Más que bocas….son sonrisas.
Más que abstractos…son transparencias efervescentes de color.
Más que personajes…son las mil y una facetas de Clelia.

Más que obras…son “sus” espejos.

Clelia logra en cada una de sus producciones transmitir tanto afecto como impulsividad, tanta fuerza como control. Porque ella es energía y vitalidad.
Semblantes plenos, marcados y contundentes, ocupan espacios amplios y expansivos que interpelan a ser reconocidos con firmeza y seguridad. Y buscan un espacio para subsistir y ser aceptados distendidamente junto a su fundadora.
Líneas convincentes, enteras y armónicas se conjugan en protagonistas que nos contemplan de frente, dispuestos a encarar el mundo, hoy y aquí, que nos convocan a un encuentro de percepciones de las que no podemos escapar…. Curioso juego escópico donde se pierde el límite de saber quién mira a quién… ¿es el espectador quién observa las obras….o son las obras quienes nos miran?
Luces, movimientos, traslucencias, texturas volátiles se combinan en diagonales calidas y en ondulaciones femeninas que expresan espontánea y extrovertidamente sentimientos fogosos.
Improntas cargadas de materia con la convicción de una pasión que, a veces desborda y rompe prohibiciones. Acompañadas con la pujanza y potencia de su autora, a quien le importa el presente y a quien le interesa vincularse con el otro desde su creatividad y osadía intentando conquistar a su público.
Colores complementarios, limpios y rebosantes iluminan bondadosamente facciones que se imponen con una presencia impetuosa y sincera.
Sensibilidad emotiva que a veces arremete y otras requiere ser pensada.
Fluctuaciones dinámicas para encontrar un anclaje que, inevitablemente danza al compás de un ritmo enérgico y vital que poco respeta los límites autoritarios de las reglas. Porque Clelia sabe de fronteras pero no siempre las acepta, prefiere ser torbellino.
Dimensiones que son trabajadas en capas, iluminando fondos y entramados que, simplemente evocan profundidades, distancias y una forma particular de ver la realidad…impregnada de emociones.
Lo tierno y etéreo convive con la furia y el coraje, oscilando entre vaivenes que terminan por imponerse ante la franqueza de una artista susceptible y perceptiva.
Clelia busca márgenes y los traspasa, con una ductilidad y femineidad que seduce.
Clelia enfrenta con su energía vital, con una fuerza arrolladora y con una fortaleza sin condiciones. Sus ideas pululan y quieren concretarse en arte.
Clelia busca el contacto, sabe de sus ideales y fluye expandidamente hacia cada rincón de sus telas con vehemencia y frenesí. Clelia abarca el espacio, con “su” presencia
…Y subyugan esos labios entreabiertos, con tenues sonrisas que quieren decir…
…Y se clavan esas miradas penetrantes y contemplativas…
…Y se alzan esos cuellos esbeltos, orgullosos de mostrar rostros que invitan a vincularse directamente con quien los mira, buscando el presente, viviendo el ahora….como Clelia que vive priorizando su actualidad y su honestidad.
Insinuaciones trabajadas minuciosamente en cada uno de sus trazos, en cada uno de los objetos que acompañan a sus creaciones.
Seducción controlada que no se anima a transgredir el erotismo y aún así genera sensualidad.
Fisonomías redondeadas, que con un amplio sentido estético transitan el bastidor como si estuvieran danzando al compás de los latidos de su corazón.
Clelia hace, siente, se emociona y, a veces, piensa. Y así logra armonizar dinámicamente su revoltoso mundo interior, sometiéndolo a sus premisas. Ella es dueña de sus normas.
Vitalidad que emana en cada hebra y en cada rasgo.
Aire que oxigena cada milímetro de sus abstracciones, con matices de color que satura e ilumina para dar efectos ensortijados y voluminosos.
Figuras estilizadas, independientes, francas, ávidas de existencia. Ojos, narices, bocas y cejas delineados con generosidad para garantizar su desenfreno.
Planos verticales que ascienden hasta llegar hasta ése punto dónde Clelia puede y quiere volar, para sentirse libre y fundadora de sus reglas.
Improntas cargadas de autonomía que, se concretan en cada creación y explotan como una estampida apasionada.
Clelia elige adornar sus realizaciones más allá de un collage y más allá de una técnica mixta. Porque cada arete, cada collar, cada hebilla o bijouterie que elige para sus personajes, tienen su impronta, como firma que testimonia su nacimiento e identidad. Así los cuida y valora, así los hace cómplices de sus travesías.
Es posible que Clelia, haya añadido en cada una de sus pinceladas un hilo de vida o un halo de su espíritu y que, en cada imagen se refleje una chispa de sí misma…pero sólo será en la convergencia del encuentro con sus composiciones que descubriremos el enigmático ímpetu, vigor y nobleza de sus protagonistas.
Seguramente Clelia al terminar sus obras y en un rincón de su atelier…las sople con su aliento, para regalarles un trozo de su alma y transmitirle el encanto de su propia esencia. Solo bastará recorrerlas para saber descubrir dónde se aloja la llama de su ser y simplemente, dejarnos subyugar ante ellas.

Lic. Adriana Pérez Pontieri
M.N. 9726
Octubre 2011- Buenos Aires – Argentina






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